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Quiero que sepas…

Del 22 al 24 de septiembre, tendrá lugar en el Lazareto de Mahón la Escuela de Salud Pública de Menorca. En él, PoliMedLabs colabora con un curso sobre medicalización de la vida doméstica.

Hemos otorgado 3 becas para la inscripción en el curso, previo consurso de ideas. En las próximas dos semanas daremos a conocer los trabajos seleccionados.

El primero es de María Pilar Arroyo, médico de familia de Navarra. Se titula «Quiero que sepas», y es una reflexión, desde la práctica clínica, sobre la idea predominante de que lo que los pacientes quieren es que se les mande medicamentos para sus problemas.

Y recuerda: ¡Aún estás a tiempo de inscribirte a partir de la página web de la Escuela (aquí)!

Foto presentada al I Certamen de fotografía #polimedfest
Foto presentada al I Certamen de fotografía #polimedfest

 

Se suele hablar de medicalización cuando con medicinas abordamos problemas y situaciones que antes no constaban bajo el concepto de enfermedad y se hacen susceptibles de abordaje farmacológico. Los medios generalizan informaciones que la sociedad incorpora y crea opinión en aras de fomentar el uso de fármacos para prevenirlos o tratarlos… y los profesionales corremos el riesgo de asumirlo.

Por otro lado, en mi experiencia y creo también entre los compañeros, es habitual la solicitud de familiares, amigos, próximos en general… de ayuda, de apoyo y puesta en común con su médico de familia de problemas que afectan a otros que les rodean y quieren.

Así, Tomás me abordó al salir de su casa, tras visitar a su madre anciana, para comentar que su hermano Adolfo no estaba bien. Que se despertaba con frecuencia en la noche y estaba perdiendo peso, que sufría mucha presión en el trabajo y yo debía de saberlo por si él no lo comentaba. Algo había que hacer. Reforcé la importancia de que él estuviese al tanto y quedé a la espera de que viniese a consulta.

Ángela, muy enferma, se me acercó en el pasillo del Centro de Salud a hablar de lo apesadumbrado y bajo de ánimo que veía a Félix, su marido. Estaba preocupada y pensaba que debía venir a verme y sería bueno darle algo…Cuando yo ya sabía del tema y del mal que le corroe por dentro: acompañar el proceso final de ella, de su pareja, tras cuarenta años juntos. Recogí su preocupación y acordé estar al tanto en las próximas consultas.

Vicente me lanzó desde la puerta de la consulta, según entraba otro paciente, que el traumatólogo había encontrado roto un menisco a su esposa y que le iban a operar de la rodilla tras el verano…”Para que lo sepas” (… dado el global de problemas que afectan a la familia, pensé). Asentí y expresé que quedaba informada para lo que fuera surgiendo.

Aurora miraba al suelo cuando nos cruzamos y, a mi saludo, se quedó quieta y comentó: “¿Ya sabes cómo está Lorenzo?, no le darán más tratamiento”…La respuesta sobre mi seguimiento a través del ordenador e historia informatizada, la serenó…respondía a la continuidad que demandaba.

Me pregunto, en cada uno de los casos existía una demanda ¿de fármacos? Compartir el problema (ese “vaciado”) ¿no forma parte de la terapia? y, desde allí, ver de afrontarlo con el profesional de referencia. ¿Condiciona siempre un tratamiento añadido? En nuestra mano: escuchar, acompañar, ampliar el horizonte, reforzar lo que ya funciona, manejar la incertidumbre, dar otro enfoque al problema, reconsiderar creencias y expectativas,…

Indicar un fármaco no parece ser siempre esa primera opción, la elección está en nuestra mano. Tú decides..