[Lectura en dos fases basada en un caso real de esta misma mañana en un consultorio de atención primaria]
Primera lectura: de cómo el marketing farmacéutico puede concebir unos esquemas mentales que condicionan nuestras expectativas e incluso la forma de llevar una consulta médica.
Felisa y Fortunato tienen sesentaytantos. Como siempre, ella es la que toma la iniciativa en temas de salud.
Felisa: ¿Puede ser normal que a mi marido le entren ganas si luego no puede?
Yo: Y tanto. Una cosa es el deseo sexual y otra la potencia o el grado de erección.
Felisa: ¿Y eso tiene solución? Porque es un problema…
Yo: Y tanto… Lo es para usted. ¿Y para usted, Fortunato?
(Fortunato asiente, sonriendo, pero callado)
Yo: Hombre, pues solución solución… ¿Se refiere a tomar fármacos?
Felisa: Sí, que le mandara usted algo, ya sabe.
Yo: Bueno, siempre podemos recurrir a la viagra y similares.
(Felisa aparta la mirada. Carraspea. Me vuelve a mirar, esta vez sonrojada)
Felisa: Veo que no me ha entendido. ¡Así no haríamos sino empeorar la situación! Yo más bien me refería a algo para quitarle las ganas…
Segunda lectura. De cómo a uno se le puede ir la pinza y proponer añadir un fármaco de forma retorcida para quitar los efectos adversos de otro fármaco.
Ante la demanda de Felisa, lo primero que se me ocurre es ponerle un antidepresivo. Muchos de ellos tienen como efectos adversos disminuir el apetito sexual. Pero Fortunato no tiene depresión…
No es la mejor salida, lo sé, pero no encontraba en ese momento otra. Hasta que caí en la cuenta que Fortunato tiene enfermedad de Parkinson. Repasé los medicamentos que estaba tomando (Carbidopa, Entacapona, Levodopa y Pramipexol), miré en la ficha técnica, y todos ellos pueden producir aumento de la líbido y trastornos del control del impulso sexual.
Ahora mismo tiene que estar volando en dirección al hospital un volante solicitando opinión al neurólogo para ver si podemos hacer algo por cambiar la medicación de Fortunato y evitarle estos trastornos.
Y así, de paso, conseguimos que Felisa no se sienta tan mal por no seguir los impetuosos deseos de su marido..