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SESGO DE PATROCINIO EN LOS ANÁLISIS COSTE-EFECTIVIDAD: “QUIEN PAGA MANDA”

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El cambista y su mujer (1539), Marinus Van ReymerswaeleEl cambista y su mujer (1539), Marinus Van Reymerswaele

 

Recientemente, un interesante artículo publicado en PLoS ONE por Catalá-López y cols, aborda un tema controvertido como es el “sesgo de patrocinio”, que consistiría en un potencial sesgo de los resultados y conclusiones de un estudio motivado por la fuente de financiación que ha promovido su realización.

El artículo trata un tema muy relevante en salud pública, pues se revisan estudios que analizan el coste-efectividad del tratamiento farmacológico con estatinas (muy prescritas en consultas de atención primaria), trabajos que a la postre, pretenden servir como guía para la toma de decisiones sanitarias, como por ejemplo la financiación del tratamiento con cargo a los fondos públicos, o su  inclusión en guías farmacoterapéuticas, entre otras.

En la revisión sistemática, los autores examinan una cohorte de análisis coste efectividad (ACE) realizados con estatinas para la prevención cardiovascular (primaria o secundaria). Los resultados del análisis pusieron de manifiesto la existencia de diferencias en el tipo de resultado (favorable, desfavorable o neutro) según fuese su fuente de financiación, siendo los estudios promovidos por la industria farmacéutica, más propensos a publicar resultados favorables en comparación con los estudios no financiados. Además los estudios promovidos por las compañías farmacéuticas nunca presentaron resultados desfavorables o neutros sobre sus productos.

La tabla 4 del artículo ilustra muy bien este aspecto.

 

Table 4. Study conclusions by funding source.

* Includes non-profit, no funding and/or no disclosure

Conclusion by prevention category Industry sponsored Non-industry sponsored* P-value
Primary prevention (n=43)
Favourable 24 8 <0.0001
Unfavourable/neutral 0 11
Secondary prevention (n=46)
Favourable 30 14 0.2221
Unfavourable/neutral 0 2
All (n=89)
Favourable 54 22 <0.0001
Unfavourable/neutral 0 13

 

* Includes non-profit, no funding and/or no disclosure

 

Las asimetrías en los resultados de los ACE en función de la fuente de financiación, parecen indicar el gran potencial para la manipulación que brindan este tipo de estudios, poniendo de manifiesto la necesidad de ACE realizados por promotores independientes –al margen de la industria farmacéutica- para evitar la distorsión de los resultados, y por la dimensión que estos sesgos pueden conllevar para la toma de decisiones.

 

El artículo completo se puede descargar aquí:

http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0069462

 

Diego Macías Saint-Gerons, farmacéutico..

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EL PASTILLERO DE LA PREYSLER Y EL DE TOMASA

Siguiendo el ejemplo de esta memorable entrada de Rafa Cofiño en su blog Salud Comunitaria, se me ha ocurrido reproducir un ejercicio similar para la segunda edición del curso “Polimedicación y Salud” que estamos llevando a cabo en nuestra plataforma formativa.

Partimos de esta noticia publicada en El Mundo: El secreto de su juventud. Preysler: ‘Tengo un pastillero para las cenas y otro para las comidas‘.

Las pastillas que toma: vitamina E, complejo vitamínico B, vitamina C, magnesio, colágeno, calcio y un compuesto llamado triconails (TM). Desconocemos si toma, además, algún medicamento.

Un resumen de su biografía, que podemos encontrar en Wikipedia, para conocer algunos detalles ignotos de su vida.

Pues bien. Isabel tiene 62 años. Los mismos que Tomasa, que vive en un pueblo muy humilde de 350 habitantes del norte de Cáceres, sin más equipamiento público que un ayuntamiento, un hogar del pensionista, la iglesia, un colegio de primaria con 8 niños de distintas edades, un par de bares, una farmacia-botiquín y el consultorio local. Su casa tiene 82 metros cuadrados y en ella vive su hijo, desempleado, de 43 años. Su hija, Carmen, de 38, trabaja como enfermera en Badajoz y desde que Tomasa está comenzando a tener problemas de corazón no para de ir y venir para cuidarla y llevarla a los médicos. Se ha trasladado a una habitación sin ventanas de la planta baja para no tener que subir escaleras, donde duerme sola.

Diabética y aquejada de múltiples dolores y achaques etiquetados a una depresión y ansiedad que enmascaran un síndrome del nido vacío, en el último año ha sufrido varias anginas de pecho y alún episodio de ictus transitorio, a pesar de un cataterismo con varios stents y la ingente medicación que toma: rosuvastatina, ezetimibe, aspirina a dosis antiagregante, metformina, bisorolol 2,5, Ticagrelor y pantoprazol. En total, 7 medicamentos, los mismos que toma Isabel Preysler.

Al ver que su madre comienza a tener fallos de memoria (no sé si por deterioro cognitivo de origen vascular o como consecuencia del sentimiento de vulnerabilidad o al secuestro de la autonomía al que le somete al ver a su madre desvalida) y que tanto cambio de pastillas la están volviendo un poco confusa, Carmen le prepara semanalmente el pastillero que le hemos cedido para que se organice con sus pastillas y no se confunda. Tomasa sigue haciendo la comida, pero cada vez se descuida más. Su marido, Ernesto, 12 años mayor que ella, es el que tiene que ir a la compra, pero la más de las veces se vuelve con la mitad de la compra sin hacer, y en casa apenas colabora. Las vecinas le echan una mano cuando Tomasa ingresa.

Imaginemos la vida de Isabel y la de Tomasa. La trayectoria vital de una y la de otra. Las circunstancias y condiciones de vida de una y de la otra. Y acabemos comparando el pastillero de una y la de la otra.

¿Qué diferencias hay entre los dos pastilleros, en cuanto a la gestión del mismo y sus contenidos? ¿Cuáles son los determinantes esenciales, las causas findamentales, de estas diferencias? ¿Es una cuestión de “genes”, como afirma Isabel? ¿”Somos lo que comemos”, como afirma Isabel? ¿Cómo crees que afrontan su salud estas dos maneras? ¿Qué expecativas de salud pueden tener?

¡Buena semana a todos!.

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DE MÉDICOS A ASESORES DE CONSUMO

¿Y si dejo la pastilla del colesterol y me tomo todos los días un par de danacoles? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

¿Me saldrán granos con esta crema para la cara del mercadona o sigo con la del dermatólogo? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Mi nieto me ha regalado un videojuego para que haga ejercicios y problemas. Dice que es gimnasia mental para retrasar el alzheimer. #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Me he comprado estas gafas de sol en los chinos. ¿Cómo puedo saber si son malas para la vista? ¿No tenían que tener no sé qué símbolo? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Dos semanas a base de activias: ¡eso es muy caro! ¿Los del caprabo no funcionarán igual? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Fui a comprar un aparato de música para cuando vaya a andar por las tardes. Me quisieron vender también un cacharro para medir cuántos pasos doy, y otro para que lleve un control de las pulsaciones, por si se me suben demasiado. Me dijo que eso se lo podía ir trayendo a usted para que llevara un control y me dijera si tengo algún problema y si lo hago bien o no. #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Ya que me he jubilado, quiero hacerme un seguro privado, para mí y para Jacinta, que nunca se sabe. El de esta compañía cubre los chequeos de la próstata, y el de esta otra las pruebas del cáncer de mama hasta los 75 años. ¿Cuál escojo? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Tomo densias, leche de soja, queso con calcio, ¡y los huesos no dejan de dolerme! ¿Qué hago? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Noto que la crema hidratante del Carrefour no me hace tanto efecto como la de farmacia. No debe ser tan buena, ¿no? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Esos cereales de la K que anuncian, ¿vienen bien para dar de vientre? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Para seguir el régimen, ¿qué es mejor, la coca zero o la light? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Tengo al niño desganado y ahora encima los exámenes. ¿Qué complejo de vitaminas me aconseja? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

No sé qué toallitas serán más suaves para el culo del bebé, si las de avena o las de camomila #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Quiero dejar de fumar, y me han recomendado ese libro del que todo el mundo habla. Pero a mí no me gusta leer, me aburre. He visto un anuncio en el coche, te garantizan que con una sola sesión de hipnosis mano santa. ¿Pero eso de la hipnosis no era cosa del pasado? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Tengo un problema … ya sabes. No quiero tomar la viagra. El otro día, leyendo el interviú [pausa y sonrojo] vi este anuncio. Dicen que es como la viagra, pero natural. Lo que no sé es si funciona igual. ¿Usted que cree? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Para que no se nos resfríe tanto el abuelo ¿qué es mejor, el zumo de naranja o el actimel? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Llevo tomando aquarius dos días y la diarrea no se quita. Tendré que tomar suero de farmacia, ¿no? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

Vamos a Cancún de viaje de novios. En la boda nos hemos gastado más de lo que nos hubiese gustado, pero dicen que viajar en clase turista es malo, que te puede dar una trombosis, y con lo mala que tengo la circulación… ¿Usted cree que vale la pena gastarse tanto dinero para ir en primera clase? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

¿Y ese lavaplatos nuevo con aloe vera, será bueno para mis manos? #MedicosAsesoresConsumo #Medicalizacion

consumismo
Consumismo_02. Por Juanky Pamies Alcubilla

 

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INVASORES DE VIDAS AJENAS

Definimos cuál es la cantidad normal de veces que hay que comer y qué comer, con qué ritmo, a qué hora e incluso la cantidad de veces que hay que masticar un filete antes de tragarlo. Las veces al día que es bueno cagar, la consistencia y color de la mierda y hasta la postura en que ésta abandona nuestro cuerpo. La edad idónea para el destete, para pasar al bebé a una habitación aparte, para hacerlo dormir en una cama en vez de en una cuna, para dejar de tomarlo en brazos cuando se despierta por la noche, para privar al bebé del chupete, para retirar el pañal, para dejarse de mear en la cama, para comenzar a decir mamá, para iniciar la escolarización y los juegos en el parque, para pasarle del yogur de inicio al normal, que es más barato. El momento justo para llegar al orgasmo y la cantidad idónea de veces que un hombre puede tener deyecciones en un día. La edad en la que la regla debe saludar y despedirse de la vida de una mujer. Los centrímetros cúbicos de regla que son normales y los días que debe durar el sangrado. La cantidad de pasos, de escalones, de manzanas que son saludables recorrer al día. El número de horas que un niño puede ver la tele, o jugar con su hermano, o hacer los deberes, o jugar a la playstation. La cantidad de copas de vino que sean buenas para el corazón y malas para el hígado, el número de cubatas que puedo beber sin que de positivo en el control de la guardia civil, las cervezas que me puedo tomar sin que al día siguiente tenga un resacón de película. El número de actividades extraescolares y los contenidos de esas actividades. El total de hamburguesas del macdonals que un niño debería comer al año, o de cocacolas, o de chupachups. Al cabo de cuántos años hay que cambiar el colchón para evitar dolores de espalda, las horas que puedes estar sentado delante de un ordenador para evitar que se canse la vista y los litros de agua que hay que beber al día. La cantidad de veces que hay que sonarse los mocos, lavarse las manos, cepillarse los dientes, enjabonarse el pelo o echarse cacao en los labios. La edad en que un adolescente tiene permiso para cuestionar el mundo, para organizar su vida, para retar el dominio paternal, para probar los dos polos del imán que los mantiene separados o unidos al resto de la manada, y a qué años todas estas cosas prescriben y te conviertes en un adulto.

Si es normal o no estornudar cuando uno mira el sol. Si es normal o no que te huelan los pies, o el sobaco, o el aliento, o los mocos, o el pipí, o esta mierda que te traigo para que veas y huelas. Si es normal o no mear más de 3 veces al día, o hacerlo por la noche, o hacerlo con más frecuencia por las mañanas que por las tardes, o que un día tenga un color ocre y otro casi transparente. Si es normal o no sentir hambre a media tarde, tras haberse hartado de comer en el almuerzo. Si es normal o no sentirse mal cuando te dan una mala noticia, o cuando acabas de discutir con tu novia, o cuando tu hijo trae malas notas. Si es normal o no que ahora se te caiga un poco más de pelo que de costumbre, o que se te haga roto una uña sin saber cómo, o si la piel se caiga a jirones tras haber tomado el sol durante varias horas sin haberse puesto una crema de protección.

Si es bueno o no que un niño se mire y toque el pito o el de su hermano. Si es bueno o no dormir del lado del corazón, usar la pasta de adultos para un niño menor de 4 años, utilizar tampax o compresas. Si es bueno o no que un jovencito no quiera hablar mientras desayuna en casa. Si es bueno o no levantarse a hacer pipí en plena clase. Si es bueno o no orinar cuando uno siente ganas de hacerlo. Si es bueno o no supervisar al niño que hace los deberes. Si es bueno o no beber antes de sentir sed. Si es bueno o no bañarse justo después de comer, o salir a dar una vuelta con la bici a pleno sol, o pegarse un baño sin ponerse tapones en los oídos. Si hay que ponerse guantes en invierno, o doble calcetín, o un pañuelo en el cuello cuando hay corrientes de aire. Si es bueno o no ponerse calzado alto, o chanclas de goma, o zapatos cerrados, o no ponerse otra cosa que unas deportivas. Si es bueno bañarse con agua caliente, o fría, o usar el champú sin marca del mercadona, o si con la crema del carrefour es suficiente para hidratar la piel. Si es bueno o no que un niño coma chicle, o que un abuelo haga puzzles o baile en la boda de su nieta durante horas, o que un adolescente se vaya a Boston en verano un mes a aprender inglés y vencer su timidez.

No nos engañemos: El arte del buen cagar, mear, comer, follar, estornudar, sonarse los mocos, amar, dormir, soñar, hacerse mayor, despertar, socializar, caminar, etc., no es propiedad del conocimiento médico o científico..

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¿CÓMO PUEDE SER QUE UNA CAMPAÑA DE PROMOCIÓN DE ENFERMEDADES SURTA EFECTO?

Llevas una mala racha. El bronco jefe, siempre amenazante con el despido, el agotador ritmo de una ciudad que no tiene límites, los problemas con el ruidoso vecindario que te desvelan. En el trabajo no rindes, no tienes ánimo ni de tomarte unas cervezas con los amigos, y cualquier excusa es buena para no irte con Irene a la cama.

Harto de esta situación, vas a tu médico de confianza. Pero éste te manda, sin más a un urólogo de pago.  Mientras esperas, te ves leyendo unos panfletos que algún comercial fue dejando.

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Te preguntas: ¿Es realmente eso lo que te pasa? ¿Tienes “la crisis de los cuarenta”? Y si ante esa crisis a algunos le da por comprarse una moto, ¿porqué a tí te ha dado por ir al urólogo? ¿Será malo lo mío? ¿Qué es lo que lo causa?

El culpable lo señalan por todos los lados: los periódicos, los expertos… hasta tus humoristas de cabecera. Es la falta de testosterona. Miras en la red. Haces un test, que no sale alto, y piensas qué chorrada, cualquiera puede tener algún síntoma de éstos alguna vez y qué quiere decir eso. Sin embargo, el test te recomienda te hagas la prueba que te ha mandado el especialista, y tú te la haces. Y da la testosterona un poco baja. Y el urólogo, como no, te manda unas friegas con este gel:

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Piensas que si el problema se soluciona así, como quien se pone unas gafas o se echa un desodorante, que no puede ser tan malo. Bueno, lo vas a intentar… Y sin saberlo, eres otra víctima más de una sutil campaña de promoción de una no-enfermedad. ¿Es un consuelo el que cada vez haya más gente que caiga en el engaño?

 

Si quieres saber más, consulta:

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¿ES NECESARIA EN ESPAÑA LA VACUNA DEL VIRUS DEL PAPILOMA PARA LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE CÉRVIX?

Pocos dudan de la bondad de las vacunas. Como de los fármacos, de las autovías, de los trenes de larga distancia, de internet y de la disponibilidad de farmacias. Como muchos de los productos de las sociedades de consumo, las vacunas han contrubuído a proporcionarnos bienestar y progreso.

Pero realmente, ¿podemos meter a todas las vacunas en el mismo saco? ¿Todas las vacunas son iguales?

Cuando hace unos años se comenzó a comercializar la vacuna del papiloma en España, rodeada de una inteligente pero falaz campaña promocional que anunciaba “el principio del fin del cáncer de cérvix”, la comunidad médica y científica pareció dividirse en dos: los favorables a su inclusión en el calendario vacunal y los que no. La historia se repite: parece como si no hubiera otro equipo de fútbol que el Barça o el Madrid o partido que el PP o el PSOE…

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Algunos expertos se cubrieron de gloria esgrimiendo argumentos manidos y sesgados y tachando a los que no pensaban como él de ignorantes.

El tiempo ha ido pasando y poco vamos conociendo más cosas sobre esta dichosa vacuna. Como que, salvo excepciones, la vacuna es segura. Pero también que la efectividad REAL de la vacuna en prevenir no ya cáncer (cosa aún no demostrada), sino lesiones displásicas graves, no es ni de lejos cercana al 90-100% (cifra mágica que se esgrimió por todos los expertos en los primeros años). Y que en aquellas mujeres que están previamente infectadas antes de poner la vacuna, la eficacia es completamente nula (e incluso dañina). Y que España no sólo es un país de baja carga de morbimortalidad por cáncer de cuello de útero, sino que los virus oncogénicos y los que son “protegidos” por la vacuna no campan a sus anchas (y por tanto, la vacuna no es una estrategia tan vital). Y que muchas más lesiones displásicas o premalignas de las que pensábamos regresan espontáneamente (gracias a la inmunidad natural) o no progresan a cáncer. Y que las mujeres que más enferman y mueren de cáncer de cérvix siguen sin beneficiarse de esta actividad preventiva.

En Granada, en el marco del congreso iberoamericano de Epidemiología y Salud Pública, debatiremos si realmente la vacuna del papiloma es realmente una estrategia tan eficaz y necesaria para combatir el cáncer de cuello de útero. Eso y muchas cosas más!

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¿SALVA VIDAS LA MAMOGRAFÍA?

El cribado del cáncer de mama es una de esas actividades preventivas clásicas en la mujer. Habitualmente las mujeres se dejan llevar y se hacen mamografias cada 2 años, la mayor parte de las veces sin cuestionarse mucho su utilidad. En nuestro país la falta de crítica a todo lo que suene a prevención contribuye a reforzar la idea de que la mamografía “salva vidas”, cosa que no parece ocurrir fuera de nuestras fronteras, donde incluso el debate sobre su continuidad salta a los medios de comunicación generales.

 

Los programas de cribado se implantaron en España durante la década de los 90. A falta de una evaluación “oficial” de los resultados en salud, se han publicado varios estudios en los últimos años que tratan de analizar qué impacto puede haber tenido en cuando a disminución de la mortalidad por caćer de mama.

 

Los datos parecen claros: La mamografía puede que salve vidas, pero mucho menos de lo esperado. A efectos prácticos lo que conduce es a aumentar la incidencia, a costa de detectar cánceres en estadíos precoces y localizados (muchos de ellos podrían regresar o no evolucionar a formas agresivas) y modificando muy poco la mortalidad. De hecho, como podemos ver en los datos que hemos analizado procedentes del Instituto Nacional de Estadística (dispositivas 17 y 18), la mortalidad por cáncer de mama parece haber sufrido una curva descendente desde antes de la implantación del cribado en nuestro país. Además, otros grupos de edad que no se han beneficiado del cribado (menores de 45 años y mayores de 70 años) también han visto reducidas las tasas de mortalidad. Por tanto, debe haber otros factores que claramente pueden explicar mejor el descenso en la mortalidad por cáncer de mama en nuestro país que no son el cribado.

 

 

El debate sigue abierto. En Granada, en el congreso iberoamericano de epidemiología y salud pública, tendremos ocasión de revisar ésta y otras actividades preventivas de la mujer. Allí estaremos.

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LA MEDICALIZACIÓN DEL FRACASO

Por @enriquegavilan

 

Fracaso en la pareja, en el trabajo, en el colegio, en la familia. Problemas de la vida corriente empujados a la consulta del médico.

 

Ernesto y Lucía son una pareja de separados de mediana edad que conciben la vida de forma totalmente opuesta: él, vivaz, quiere sacarle a la vida todo el jugo; ella prefiere la calma, ir pasito a paso. Han llegado a un punto de equilibrio que les permite seguir siendo ellos mismos y al tiempo construir una vida rica en común. Sin embargo, a veces tienen desencuentros, “malas rachas”. En una de esas Ernesto me pide “una ayudita”. “Ya sabes… la pastillita azul”.

Mercedes no aguanta más. Desde que se cambiaron de ciudad su hijo no ha vuelto a ser el mismo. Su rendimiento escolar ha caído en picado, se comporta esquivo, le descubre mentiras y el niño se arrincona silencioso. La gota que colma su paciencia es la llamada de la señorita: Daniel, en una emboscada de sus compañeros de clase, ha empujado a uno de ellos, rompiéndose el brazo. A la semana de comenzar a tomar tranquilizantes para poder sobrellevar los disgustos, el psiquiatra infantil le anuncia que su hijo es hiperactivo, y le ofrece fármacos para controlar sus síntomas. Se siente culpable: “¿en qué momento he fallado? ¿Porqué no me he dado cuenta, porqué no he podido remediarlo?

La segunda vez en mi vida que veía a Aurora era por “un resfriado mal curado” por el que me había consultado la semana anterior. Pero ese no fue el verdadero motivo de su visita. No tardó ni dos minutos en derrumbarse. Entre sollozos me confesó las causas de sus desvelos. Los silencios de su marido, las desconfianzas, los excesos, las ausencias, las sombras, los sueños rotos, la incertidumbre, las dudas. “No quiero medicación, sólo contárselo a alguien”. Yo, un total desconocido para ella, era el único depositario de sus miedos.

“No puedo esperar a mañana”. Antonio irrumpe en mi consulta a última hora de un día aterrador de trabajo. Su novia acaba de anunciarle que no quiere seguir. Mientras me cuenta lo sucedido, su madre le llama al móvil, preocupada, porque no había llegado aún a casa tras salir del instituto. “Tranquila, mamá, que estoy en el médico, no es nada”.

No recuerdo haber visto ni una sola vez tranquila a María. Pero ahora han reducido plantilla en el trabajo, y está desbordada. Para poder hacer las tareas de tres personas debe levantarse a las 5 de la madrugada, y hay días que el cansancio extremo no le permite dormir. “Ojalá existiera la pastilla que me diera la fuerza que por las mañanas necesito y otra que me devolviera la paz que me falta por las noches”.

 

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Foto: 
Fracaso, por Luciérnaga Ramos.

 

Ernesto y Lucía, Mercedes y su hijo Daniel, Aurora, Antonio y María son víctimas. Pero no del fracaso, sino de su medicalización. Los límites de la medicina y sus posibilidades parecen infinitos. Hemos dejado de creer en dios y lo hemos sustituido por unos señores con corbata y traje que fabrican cápsulas y por otros con bata que los recetan.

Se nos ha enseñado que la única y verdadera ley es la del aquí, del todo y del ahora, que los responsables de los problemas son siempre “los otros” y que mirarse el ombligo es siempre mejor que asumir nuestras limitaciones.

El modelo que se impone es el de la juventud, y todos aspiramos a conservarla eternamente. Cualquier desviación de este patrón de referencia es sospechoso de convertirse en enfermedad. La salud ha dejado de ser un bien personal, y ahora está definida por la autoridad sanitaria; por lo tanto, tememos perderla a cada instante y no somos capaces de disfrutarla cuando la tenemos. Hemos olvidado lo que significa la muerte. Una generación entera ha nacido con la concepción de que sufrir un solo instante es algo intolerable, propio de un pasado en el que “los adelantos” de la ciencia y de la medicina no estaban aún a nuestro alcance. Nos seguimos cayendo porque los obstáculos siguen estando por el camino, pero no aprendimos a no hacernos daño al hacerlo ni cómo levantarnos solos y salir fortalecidos del envite. A la vez, exigimos con firmeza las medidas más contundentes para minimizar los riesgos hasta pretender eliminarlos por completo.

Se han triturado los elementos que dan sentido a la vida y los han convertido en objetos de consumo. La tecnología se nos vende como un don infalible que nos redime de nuestros pecados. La enfermedad no es más que el fracaso de la medicina ante el cual hay culpables que perseguir y castigar.

A todos nos da miedo fracasar. Nos horroriza soportar la idea de que tenemos algo que ver con los problemas que nos salpican, confundidos por una cultura que no entiende que tener responsabilidad no es lo mismo que ser culpable, y que flagelarse o castigar no resuelve los problemas ni sirve para evitarlos. Es más cómodo para todos vivir en la fantasía de que el secreto de la enfermedad reside exclusivamente en unos genes defectuosos susceptibles de ser cambiados o en una alteración en los transmisores neuronales que una cápsula es capaz de solucionar, porque ese cuento nos alivia y da esperanzas.

Sin embargo, a su vez esta concepción, errónea e ingenua, de la vida y de la muerte, de la salud y de la enfermedad, nos vuelve vulnerables, temerosos y dependientes. Nos desarma. Nos deja desprotegidos.

Dicen los expertos que la medicalización es el precio que tenemos que pagar por el desarrollo económico y social sin límites al que hemos aspirado. Y nos está saliendo muy caro…

[Entrada original del mismo autor publicado el 23 de Abril 2013 en Zapatila y Cable].